martes, 26 de mayo de 2020

El pasado de Iberdrola en el franquismo

Jose María de Oriol y Urquijo con Franco en la inauguración de un pantano
(Del artículo "Franquismo S.A" de Antonio Maestre publicado en La Marea el 20 noviembre 2014)

Muchas de las empresas que cotizan en el IBEX 35 hicieron fortuna gracias a su cercanía con el régimen y al uso de represaliados como trabajadores forzados.

En el archivo del diario ABC hay una fotografía del Valle de los Caídos con una anotación en el reverso, en la que se advierte de la necesidad de borrar el cartel de la constructora Huarte que aparece en la imagen. La rúbrica es un perfecto ejemplo para ilustrar cómo las grandes empresas españolas intentan borrar, con la connivencia de los medios de comunicación y los gobiernos de esta democracia, los vestigios de la instrumentalización que hicieron del franquismo para construir su imperio económico. Algunas empresas que cotizan en el IBEX 35, como Gas Natural, OHL o Iberdrola, se lucraron con la represión y el modelo autárquico que impuso el dictador y, a día de hoy, siguen sin reparar a las víctimas.

Las empresas obtuvieron beneficios de distintos modos: algunas usaron mano de obra forzada, otras se aprovecharon de la represión de sus competidores por pertenecer al bando republicano y otras,simplemente, se lucraron gracias a la cercanía con Franco cuando el régimen efectuó su inmensa obra pública: el Valle de los Caídos. Además, el franquismo propició unas condiciones laborales muy ventajosas para las empresas, ya que no existía el sindicalismo ni se podían negociar unas condiciones salariales y de trabajo dignas.

Una muestra del funcionamiento de esta red clientelar es la carta enviada a Franco el 25 de mayo de 1970 por Pedro Barrié, dueño de Fuerzas Eléctricas del Noroeste (FENOSA) y del Banco Pastor, para que intercediera ante el Ministerio de Hacienda, que ponía dificultades a su empresa ASTANO (Astilleros y Talleres del Noroeste). Barrié se quejaba ante el caudillo de que no se le permitía al Banco Pastor apoyar económicamente a su astillero y planteaba que las únicas opciones que le quedaban era la mediación del dictador ante Hacienda o, en su defecto, la intervención estatal a través del Instituto Nacional de Industria o los astilleros públicos. La misiva, a la que ha tenido acceso La Marea, concluye de este modo: “Espero que, como todos los años, si usted me lo permite, pueda visitarlo este verano en el Pazo de Meirás. Recordaremos nuestros muchos años de amistad y podré reiterarle mi inquebrantable lealtad y afecto”.

Según Javier Pueyo, profesor de la Universitat Pompeu Fabra, la clase empresarial española encontró un hábitat idóneo para poder desarrollarse sin la competencia. El periodo más intenso de esta oligarquía monopolística ocurrió en los años 50 cuando, tal y como explica el historiador en su artículo Las relaciones entre las empresas eléctricas y el Estado franquista, «se dieron unas condiciones extremadamente favorables consistentes en la altísima protección exterior, una fuerte intervención estatal, defensa de la industrialización acelerada y una financiación inflacionista». Este tipo de organización económica dotaba de privilegios y favores a los empresarios más afines y cercanos al régimen de Franco. De esta relación de favores surgió una oligarquía con la que se forjaron grandes imperios y empresas de las que beben muchas corporaciones que cotizan hoy en el IBEX 35. El artista Luis Quintanilla, en una conferencia en Nueva York en 1938 desde el exilio, explicaba esta simbiosis del siguiente modo: “El fascismo no es ni más ni menos que la burguesía armada contra el proletariado”.

El caso de Iberdrola


La compañía actual nació de la fusión en 1992 de Hidroeléctrica Española e Iberduero. Esta última se creó a partir de la fusión de Saltos del Duero e Hidroeléctrica ibérica. La gran empresa energética española de la actualidad se forjó gracias al compromiso con Franco de Jose María de Oriol y Urquijo, presidente de Hidroeléctrica Española (Hidrola) desde el año 1941 hasta 1985. El empresario vasco fue alcalde de Bilbao desde 1939 hasta 1941, y jefe provincial de Falange en diferentes periodos.

Jose María de Oriol y Urquijo fue jefe de Falange Española Tradicionalista de
1937 a 1941, e impulsó la formación de la Brigada de Investigación y Vigilancia, que en palabras del propio Oriol al diario Hierro, elaboró en 1938 informes de 80.000 personas en la provincia, para ser usados en la posterior represión, según se recoge en un libro sobre los alcaldes de Bilbao, escrito por Joseba Aguirreazkuenaga [et al.]. En la misma obra, haciendo referencia a artículos de prensa, se sostiene que los ministros del sector se tuvieron que resignar a que Franco despachara con el jefe de Hidrola las obras e infraestructuras españolas en contraprestación a la ayuda económica que la familia Oriol y Urquijo dio al dictador para el golpe de Estado. La empresa eléctrica pasó de ser meramente testimonial en la España de los años 30 a convertirse en la compañía número 20 en activos netos en 1948, con 580 millones de pesetas; en 1960 ya era la quinta empresa más importante del país, con un activo neto de 11.468 millones de pesetas. Desde Iberdrola han asegurado a La Marea que no pueden valorar las actuaciones personales de los dirigentes en los más de 100 años de historia de la compañía.

La empresa vasca Saltos del Duero (Iberduero), otra de las que dio lugar a Iberdrola, fue la encargada de realizar otras muchas obras en la época autárquica del franquismo. Uno de los ejemplos de la conexión económica y política de la época fue la inauguración del Embalse de Aldeadávila de la Ribera, en Salamanca. El 17 de octubre de 1964 se inauguró el pantano con la presen
 cia de Francisco Franco, el dictador de Portugal, António de Oliveira y Salazar, y Pedro de Careaga y Baseabe, presidente de Iberduero. La fotografía del acto refleja la cercanía entre el franquismo y el mundo empresarial, que permitió la creación de grandes imperios económicos a base del sudor y la sangre de muchos represaliados. Esos beneficios de la represión a día de hoy cotizan en el IBEX 35 y sus empresas siguen sin proporcionar la reparación que cualquier democracia debería exigir.alizar otras muchas obras en la época autárquica del franquismo. Uno de los ejemplos de la conexión económica y política de la época fue la inauguración del Embalse de Aldeadávila de la Ribera, en Salamanca. El 17 de octubre de 1964 se inauguró el pantano con la presencia de Francisco Franco, el dictador de Portugal, António de Oliveira y Salazar, y Pedro de Careaga y Baseabe, presidente de Iberduero. La fotografía del acto refleja la cercanía entre el franquismo y el mundo empresarial, que permitió la creación de grandes imperios económicos a base del sudor y la sangre de muchos represaliados. Esos beneficios de la represión a día de hoy cotizan en el IBEX 35 y sus empresas siguen sin proporcionar la reparación que cualquier democracia debería exigir.


(Para los casos de Acciona, Gas Natural Fenosa, ACS y OHL ver AQUI)

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